Enrique Peña Nieto recibe y reparte bendiciones: "¡Enrique, Dios te hará
presidente!", confían simpatizantes del candidato del PRI en Querétaro.
No
ha pasado 20 minutos desde que puso en pie en las calles de Querétaro
ni ha avanzado ni 20 metros, cuando ya le acercan una variedad de
artículos, desde una carta de amor hasta varios escapularios. Y él está
decidido a estrechar cada una de las manos que le tienden los queretanos
y a tomar todo lo que le obsequian.
Desde las 10 de la mañana, la gente lo espera en el andador 5 de Mayo, afuera del jardín Casona de Los Cinco Patios, donde se reunió con miembros de la industria aeroespecial en México,
sólo para tocarlo. No les importa esperar 2 horas bajo el sol, perder
un día laboral, abrirse paso entre un remolino de reporteros y esquivar
al equipo de seguridad del mexiquense. Todo sea para rozarlo.
"¡Enrique, Dios te hará presidente!", exclaman y el candidato
muestra el pulgar en señal de aprobación. "¡Dios quiera, Peña, llegues a
Los Pinos!", confían y el priista los abraza. "¡Primero Dios, sacas al
PAN de la Presidencia!", enfatizan y el mexiquense las besa.
Unas
300 personas en el lugar le profesan al puntero de las encuestas
presidenciales un cariño casi religioso. Lo persignan a distancia, le
mandan bendiciones y le encomiendan "milagros". Es el caso de Ana Rosa
Cedillo, quien le pidió que, de llegar a Los Pinos, haga crecer a México al 20 por ciento anual.
Y el mexiquense les contesta en ese mismo tono.
"¡Dios
te bendiga!", le dice Peña Nieto a don Gonzalo, un hombre de 83 años
quien pidió ayuda para que alguien empujara su silla de ruedas y pudiera
hablar con el candidato.
La edad de don Gonzalo hace casi inaudibles sus peticiones, pero el priista
de todos modos asiente con la cabeza. Le toca la cara con ambas manos y
le da la bendición tres veces: "¡Que Dios te bendiga, Gonzalo, que Dios
esté contigo, que te bendiga mucho!", y ordena que le tomen los datos
al anciano. Luego, da la vuelta.
La camisa impecable con la que
empezó las actividades de este jueves ya está sucia y arrugada; el
cuello de la camisa está amarillento por el sudor y las canas del copete
están ligeramente despeinadas. No importa. Peña Nieto está dispuesto a estrechar cada mano, aunque el estilo se pierda con la camisa desfajada.
Le
toma una hora recorrer la calle que se camina en 5 minutos. Al final,
se sube a la orilla de la camioneta Suburban negra en la que siempre se
transporta y agradece a sus seguidores por tanto fervor
Se para derecho, extiende los brazos a ambos lados y el sol de
Querétaro le dibuja una sombra en forma de cruz sobre la esquina de la
calle Corregidora, antes de entrar a la camioneta y desaparecer.
"¡Dios los bendiga, gracias!", se despide el candidato presidencial.
via. http://www.adnpolitico.com/2012/2012/04/12/enrique-pena-nieto-recibe-y-reparte-bendiciones-en-queretaro
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